Siempre Amé Todo lo que Tengo

Caminaba por el arroyo, ascendiendo. No estaba enfadado, triste, confuso ni especialmente alegre, simplemente sonreía, pero porque el día había sido bueno y adoraba mi vida. ¿Quién iba a decir que una vida podía ser tan buena después de tantas calamidades y encima existiendo Umbridge y Fudge? Yo, yo podía decirlo, y tan solo el echo de tener ese privilegio, me hacía aún más feliz.
Por un momento que a veces venía bien tener, me olvidé de los profesores, personas desagradables u odiosas, examenes y de los deberes que esperaban, intactos, encima de mi cama. Deseaba ascender más, y eso hacía al subir ese riachuelo. Yo antes no podía ni imaginar que existiesen amigos tan cariñosos, valientes, leales y buenos como los Weasley, Bey, Roger y Hermione. Amigos que, aunque tu siempre te lleves las flores, los alagos, también las cosas malas pero de recompensa todo lo bueno, no se separasen nunca de ti. A mi también me parecía un poco injusta esa situación, pero por desgracia no podría cambiarla.
Pero ellos me daban mucho, la vida me daba muchas cosas, algunas horribles y otras extraordinariamente hermosas. Y ese, y no otro, era mi momento para recordar solo todo lo bueno que tuve, tengo y tendré.